En la antigua Roma, el tribuno (en latín: tribunus) era una persona que era elegida como cabeza de cada una de las tribus y poseía atribuciones de diverso carácter:

Además, podía poner veto a las resoluciones del Senado y proponer plebiscitos.

Historia

Los primeros tribunos fueron nombrados por Rómulo, quien en el acto de crear las tres tribus romanas originales (Ramnes, Tities y Luceres) situó en cabeza de cada una de ellas a un jefe que los representaba.[1]

Esta organización administrativa era común a todos los ciudadanos romanos, patricios y plebeyos, puesto que unos y otros convivían en las mismas tribus. Con la conquista romana de Italia, el número de las tribus rústicas aumentó y en el año 395 a. C. existían ya veintiuna tribus rústicas y cuatro urbanas,[2]​ veinticinco en el año 389 a. C.,[3]​ para finalmente consolidarse en treinta y cinco en el año 241 a. C. Por su parte, el número de tribus urbanas se mantuvo estable.

Tipos de tribuno

Véase también

Referencias

  1. Plutarco, Vida de Rómulo, 20, 2.
  2. Tito Livio, Historia romana, Libro II, 21
  3. Tito Livio, Historia romana, Libro VI, 5