Dibujo de Agni.
Escultura de Agni en el Templo Rajarani
Escultura de Agni sentado sobre una cabra en el Museo Estatal de Orissa

En el marco del hinduismo, Agni (‘fuego’ en sánscrito) es el dios védico del fuego.

Junto con los dioses Indra y Suria conformaban la “trinidad védica” (Del vedismo, religión anterior al hinduismo), que más tarde fue reemplazada por la trinidad puránica del hinduismo: Brahmá, Visnú y Shivá.

Nombre sánscrito

Derivados

Concepto

Agnidev es hijo de la diosa Pritií (la Tierra) y del dios Diaus Pitar (‘Dios padre’) ―que es una derivación de un antiquísimo término indoeuropeo que en Europa se convertiría en el griego Zeus, en latín 'deus' y Iú-piter (Júpiter)―. Una de las tareas de Agnidev es la de ser mensajero entre los dioses y los mortales.[cita requerida] Protege a los hombres y a los hogares de los hombres. En su cabeza tiene un millón de ojos.

Descripción

En el arte hinduista se lo representa con dos rostros —lo que sugiere sus efectos beneficiosos y destructivos—, ojos y cabello negro, tres piernas y siete pares de brazos. De su cuerpo emanan siete rayos de luz (otro de sus nombres es Sapta Yijuá, ‘siete lenguas’). Su vehículo es un macho cabrío, o una cuadriga tirada por cabras (o más raramente por loros).

Actualmente en los templos hinduistas todavía se utiliza el sagrado taladro agni manthana (‘batido de fuego’) para generar fuego por fricción, que simboliza el milagroso nacimiento diario de Agni.

El fuego Agni

El vocablo sánscrito agni se refería especialmente al fuego del sacrificio, de tres tipos:

Por eso también era una manera de referirse al número tres. También funcionaba como un sustituto místico de la letra r.

Este vocablo agni tiene la misma raíz indoeuropea que dio origen al término latino ignis (y el español «ígneo»), el lituano ugnis y el eslavo ognj.

Véase también

Referencias

  1. a b c d Véase la entrada अग्नि agní, agnis, que se encuentra en la mitad de la primera columna de la pág. 5 en el Sanskrit-English Dictionary del sanscritólogo británico Monier Monier-Williams (1819-1899).
  2. En el marco de la literatura clásica o antigua, se llama escoliasta ―anotador, intérprete, parafraseador― a un comentador (generalmente anónimo) de los escolios (notas o breves comentarios gramaticales, críticos o explicativos, ya fueran originales o extractos de comentarios existentes, que se insertaban en los márgenes del manuscrito de un autor antiguo como glosa sucinta).
    Véase el artículo «escoliasta», en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española. Proviene del latín scholiastés [skoliastés], y este del griego σχολιαστής. [sjoliastés]. Significa ‘persona que escolia’.
    Escoliar es un verbo transitivo que significa ‘poner escolios a una obra o escrito’.