Amnesia disociativa
Especialidad psiquiatría

La amnesia disociativa, también conocida como amnesia funcional o amnesia psicógena, es un trastorno disociativo caracterizado por una débil pérdida de memoria provocada por un episodio intenso de estrés psicológico, y que no puede atribuirse a causas neurobiológicas.[1]​ La amnesia psicógena se caracteriza por:

La amnesia disociativa está provocada por causas psicológicas en mayor medida que fisiológicas, y en ocasiones puede tratarse mediante psicoterapia.[5]

Existen dos tipos de amnesia disociativa: global, y específica de situación[6][7]​ La amnesia global, también conocida como fuga disociativa, consiste en una súbita pérdida de la identidad personal que puede durar desde unas horas hasta varios días,[4]​ y suele estar precedida por un estrés severo o un estado de ánimo deprimido. Se trata de un trastorno muy infrecuente, y suele remitir espontáneamante con el tiempo, pudiendo ser útil la terapia.[5]​ En muchos casos, los pacientes sufren la pérdida de sus recuerdos autobiográficos y su identidad personal, pero siguen siendo capaces de aprender nueva información y desempeñar con normalidad las actividades de la vida diaria. En otras ocasiones puede existir una pérdida de conocimientos semánticos y habilidades procedimentales básicas, como la escritura y la lectura.[6]​ La amnesia disociativa específica de situación tiene lugar como resultado de una experiencia extremadamente estresante, como ocurre en el caso de un trastorno por estrés postraumático, el abuso sexual infantil o situaciones de combates militares,[8]​ así como en aquellas situaciones en las que se es testigo de algún acontecimiento impactante, como el asesinato de un familiar cercano.[9][10][11][12]

Amnesia disociativa y cerebro

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Comparación con la amnesia de causa orgánica

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Clínicamente, la amnesia disociativa se caracteriza por la pérdida de la capacidad para recuperar los recuerdos almacenados sin que exista un aparente daño neurológico, mientras que la amnesia orgánica se caracteriza por la presencia de daños en el lóbulo temporal medial o anterior, así como en las regiones prefrontales. Estos daños pueden deberse a accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos, isquemias o encefalitis.[2][6]​ La amnesia orgánica se caracteriza por la preservación de la identidad personal, los conocimientos semánticos básicos y las habilidades procedimentales, y las imágenes neurorradiológicas muestran daños cerebrales en las áreas corticales y subcorticales asociadas al funcionamiento de la memoria a largo plazo. En cambio, en la amnesia disociativa se produce una pérdida de la identidad personal, conocimientos semánticos y capacidades procedimentales, al menos durante las primeras fases de la amnesia. No obstante, las historias clínicas y los exámenes neurorradiológicos no reflejan la presencia de daño cerebral.[6]

Técnicas de neuroimagen

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Aunque, como se ha dicho, en la amnesia disociativa no se observa daño estructural del cerebro, mediante técnicas de neuroimagen puede observarse una actividad cerebral anormal.[13]​ Las pruebas realizadas mediante resonancia magnética de imágenes indican que los pacientes con amnesia disociativa son incapaces de recuperar recuerdos emocionales durante el periodo amnésico, lo que sugiere que los cambios en las funciones límbicas están relacionados con la sintomatología de la amnesia disociativa.[14]​ Mediante el uso de la tomografía por emisión de positrones para estudiar la activación en pacientes con amnesia disociativa ante tareas de reconocimiento facial, se encontró un aumento en la activación de la región temporal medial anterior derecha, incluyendo la amígdala, mientras que las regiones bilaterales del hipocampo solamente mostraban un incremento en su actividad entre los pacientes del grupo control, lo que apunta una vez más hacia la posibilidad de que las funciones límbicas y córtico-límbicas estén relacionadas con los síntomas hallados en los casos de amnesia disociativa.[3]

Factores de riesgo

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Los pacientes que se han visto expuestos a sucesos física o emocionalmente traumáticos presentan un mayor riesgo de desarrollar una amnesia disociativa.[1][2]​ Por ejemplo, los soldados que han entrado en combate, personas que han sido objeto de abusos sexuales durante la infancia, o bien aquellos que han sufrido los efectos de la violencia doméstica, desastres naturales o actos terroristas. En esencia, existe un riesgo en todos aquellos casos en los que se ha experimentado una situación que haya generado un intenso estrés psicológico, conflictos internos, o una situación vital intolerable.[14]​ El abuso infantil, especialmente aquellos abusos crónicos que se hayan experimentado desde la infancia, se ha relacionado con el desarrollo de altos niveles de síntomas disociativos, incluyendo la amnesia referente a los recuerdos del abuso. Los estudios realizados al respecto apuntan firmemente a que suele producirse una recuperación de estos recuerdos, generalmente sin que sea necesaria la mediación de una psicoterapia.[15]

Estudios de prevalencia

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Un estudio de Elliot[9]​ sobre una muestra aleatoria (n=505) encontró que la amnesia disociativa específica de situación era relativamente común en la población general. El 72% de los sujetos declararon haber sufrido algún tipo de trauma emocional profundamente estresante; y el 32% de estos declararon haber sufrido una amnesia parcial o total sobre los sucesos traumáticos experimentados, seguida de un "recuerdo demorado" del suceso. Los sucesos traumáticos más frecuentemente asociados con episodios de amnesia disociativa fueron el haber sido testigos de algún suicidio o asesinato, y haber sido víctimas de abusos sexuales. Elliot también halló que la amnesia disociativa se asociaba principalmente a traumas severos o repetidos, así como a aquellos traumas experimentados durante la niñez. Los sujetos aseguraron sufrir algún tipo de episodio disociativo seguido de un recuerdo demorado posterior cuando se enfrentaban a estímulos similares a la situación traumática. Los estímulos desencadenantes más comunes de estas experiencias eran aquellos relacionados con la televisión, el cine, etc, mientras que la psicoterapia se encontró entre los estímulos desencadenantes menos frecuentes.

Otros estudios han ratificado que la amnesia disociativa específica de situación es común entre víctimas de abusos infantiles:

Explicaciones teóricas

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La amnesia disociativa está lejos de ser completamente entendida. Aunque se han propuesto diversas explicaciones, ninguna de ellas ha sido verificada como el mecanismo que logre explicar todos los tipos de amnesia disociativa. Algunas de estas teorías son las siguientes:

Tratamientos

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Actualmente hay varios tratamientos disponibles para los pacientes de amnesia disociativa, pero no existen estudios suficientemente fiables acerca de la efctividad real de cada uno de ellos.

Véase también

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Referencias

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  1. a b c d e f Brandt J., Van Gorp W.G. (2006). «Functional ("psychogenic") amnesia». Semin Neurol (en inglés) 26 (3): 331-40. PMID 16791779. doi:10.1055/s-2006-945519. 
  2. a b c d Markowitsch H.J. (2003). «Psychogenic amnesia» (PDF). Neuroimage (en inglés). 20 Suppl 1: S132-8. PMID 14597306. doi:10.1016/j.neuroimage.2003.09.010. Consultado el 7 de julio de 2011.  (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
  3. a b Yasuno F., Nishikawa T., Nakagawa Y., et al. (2000). «Functional anatomical study of psychogenic amnesia». Psychiatry Res (en inglés) 99 (1): 43-57. PMID 10891648. doi:10.1016/S0925-4927(00)00057-3. 
  4. a b Mackenzie Ross S. (2000). «Profound retrograde amnesia following mild head injury: organic or functional?». Cortex (en inglés) 36 (4): 521-37. PMID 11059453. doi:10.1016/S0010-9452(08)70536-7. 
  5. a b Myers, Catherine E. (2006). «Memory Loss & The Brain» (en inglés). Rutgers University. Archivado desde el original el 14 de julio de 2011. Consultado el 7 de julio de 2011. 
  6. a b c d Serra L., Fadda L., Buccione I., Caltagirone C., Carlesimo G.A. (2007). «Psychogenic and organic amnesia: a multidimensional assessment of clinical, neuroradiological, neuropsychological and psychopathological features». Behav Neurol (en inglés) 18 (1): 53-64. PMID 17297220. doi:10.1046/j.1440-1614.1999.00508.x. 
  7. a b Kopelman M.D. (2002). «Disorders of memory». Brain (en inglés) 125 (Pt 10): 2152-90. PMID 12244076. doi:10.1093/brain/awf229. Consultado el 7 de julio de 2011. 
  8. Hart O., P. Brown, M. Graafland (febrero de 1999). «Trauma‐induced dissociative amnesia in World War I combat soldiers». Australian and New Zealand Journal of Psychiatry (en inglés) 33 (1): 37-46. 
  9. a b Elliott, D. M. (octubre de 1997). «Traumatic events: Prevalence and delayed recall in the general population». Journal of Consulting and Clinical Psychology (en inglés) 65 (5): 811-820. PMID 9337500. doi:10.1037/0022-006X.65.5.811. 
  10. a b Williams, L. M. (1994). «Recall of childhood trauma: A prospective study of women's memories of child sexual abuse» (PDF). Journal of Consulting and Clinical Psychology (en inglés) 62 (6): 1167-1176. PMID 7860814. Consultado el 8 de julio de 2011. 
  11. a b Williams, L. M. (1995). «Recovered memories of abuse in women with documented child sexual victimization histories». Journal of Traumatic Stress (en inglés) 8 (4): 649-673. PMID 8564277. doi:10.1007/BF02102893. Archivado desde el original el 9 de octubre de 2012. Consultado el 8 de julio de 2011. 
  12. a b Widom, C. S. y Morris, S. (1997). «Accuracy of adult recollections of childhood victimization: Part 2. Childhood sexual abuse». Psychological Assessment (en inglés) 8: 412-421. 
  13. Heilbronner, R.; Martelli, M.F., Nicholson, K., Zasler, N.D. (2002). «Brain injury and functional disorders part IV» (PDF). Journal of Controversial Medical Claims (en inglés) 9 (3): 1-7. Consultado el 8 de julio de 2011. 
  14. a b c Yang J.C., Jeong G.W., Lee M.S., et al. (2005). «Functional MR imaging of psychogenic amnesia: a case report». =Korean J. Radiol (en inglés) 6 (3): 196-9. PMC 2685044. PMID 16145296. doi:10.3348/kjr.2005.6.3.196. 
  15. a b Chu J.A., Frey L.M., Ganzel B.L., Matthews J.A. (1999). «Memories of childhood abuse: dissociation, amnesia, and corroboration». American Journal of Psychiatry (en inglés) 156 (5): 749-55. PMID 10327909. Archivado desde el original el 27 de julio de 2011. Consultado el 8 de julio de 2011. 
  16. Dahlenberg, C. (1996). «Accuracy, timing and circumstances of disclosure in therapy of recovered and continuous memories of abuse». The Journal of Psychiatry and Law (en inglés) 24 (2): 229-275. 
  17. Freyd, J. (1994). «Betrayal Trauma: Traumatic Amnesia as an Adaptive Response to Childhood Abuse». Ethics & Behavior (en inglés) 4 (4): 307-330. doi:10.1207/s15327019eb0404_1. Archivado desde el original el 5 de junio de 2011. Consultado el 8 de julio de 2011. 
  18. Reinhold, N.; Kuehnel S., Brand M. y Markowitsch H.J. (2006). «Functional neuroimaging in memory and memory disturbances». Current Medical Imaging Reviews (en inglés) 2 (1): 35-57. doi:10.2174/157340506775541668. Archivado desde el original el 6 de junio de 2011. 
  19. Vattakatuchery, JJ; Chesterman, P. (2006). «The use of abreaction to recover memories in psychogenic amnesia: A case report». Journal of Forensic Psychiatry and Psychology (en inglés) 17 (4): 647-653. doi:10.1080/14789940600965938. 
  20. a b Albach, Francine; Peter Paul Moormann, Bob Bermond (1996). «Memory recovery of childhood sexual abuse» (PDF). Dissociation (en inglés) 9 (4): 261-273. ISSN 0896-2863. Consultado el 8 de julio de 2011.