Mentón

Calavera con el mentón resaltado.
Nombre y clasificación
Latín [TA]: mentum
TA A01.1.00.011
Información anatómica
Arteria Arteria alveolar inferior
Nervio Nervio mentoniano

La barbilla o mentón (también llamado pera en Argentina, Chile y Uruguay)[1]​ es la parte de la cara situada debajo de la zona labial y por encima de la zona suprahioidea, donde comienza el cuello, llamada así por ser donde empieza la barba.

Esta parte está comprendida por la sínfisis mentoniana de la mandíbula o maxilar inferior; posee pelos largos y gruesos en el varón, piel movible, una capa subcutánea con tejido adiposo, que puede formar papada. Los músculos que comprenden el mentón son el músculo triangular de los labios, el músculo cuadrado de la barba y el borla del mentón.

Evolución

La presencia de una barbilla bien desarrollada se considera que es una las características morfológicas del Homo sapiens que lo diferencian de otros predecesores humanos tales como los cercanamente relacionados Neanderthales. Los predecesores humanos tempranos tienen morfología sínfisial variada, pero ninguno de ellos tiene una barbilla bien desarrollada. El origen de la barbilla, tradicionalmente, se asocia con el acortamiento de la amplitud anteroposterior del arco dental o línea dental, sin embargo, su ventaja general: mecánica o funcional durante la alimentación, su origen de desarrollo y vínculo con el habla humana, fisiología e influencia social son altamente debatibles.

Perspectivas funcionales

Robinson (1913) sugirió que la demanda de resistir esfuerzos masticatorios desató el engrosamiento del hueso en la región de la barbilla de la mandíbula y después formó la barbilla prominente. Además, Daegling (1993) explica que la barbilla es una adaptación funcional para resistir esfuerzos masticatorios que causan esfuerzos de doblaje vertical en el plano coronal. Otros han argumentado que la barbilla prominente es adaptada para resistir fuerzas de deshuesado, fuerzas cortantes dorso-ventrales, y generalmente, una ventaja mecánica para resistir doblamiento latero transversal y doblamiento vertical en el plano corporal. Por lo contrario, otros, han sugerido que la presencia de una barbilla no se relaciona con la masticación. La presencia de hueso grueso se soporta si la barbilla es una estructura adaptativa o no adaptativa.

Perspectivas de desarrollo

Trabajos recientes de los cambios morfológicos de la mandíbula durante el desarrollo han mostrado que la barbilla humana, o, al menos, la región mental de forma de "T" invertida, se desarrolla durante el período prenatal, pero la barbilla no llega a ser prominente hasta el período postnatal temprano Esta posterior modificación sucede por procesos de remodelo de hueso (reabsorción de hueso y deposición de hueso). Coquerelle et al. mostraron que la anteriormente posicionada columna cervical de la espina y el desplazamiento hacia adelante del hueso hioides limitan la amplitud anteroposterior en la cavidad oral para la musculatura de la lengua, la laringe y suprahioideo. De acuerdo, esto lleva a partes superiores de la mandíbula (proceso alveolar) a retractarse posteriormente, siguiendo el movimiento posterior de la línea de dientes superior, mientras la parte baja de la sínfisis permanece protruida para crear más espacio, de este modo, creando el alivio mental de forma de "T" invertida durante las edades tempranas y la barbilla prominente después. La región alveolar (parte superior de la sínfisis) es esculpida por reabsorción de hueso, pero la barbilla (parte inferior) es depositaria en su naturaleza. Este crecimiento de hueso coordinado y proceso de modelado de sínfisis vertical presente en el nacimiento en la forma prominente de la barbilla.

La investigación reciente en el desarrollo de la barbilla sugieren que la evolución de esta característica única fue formada no por fuerzas mecánicas tales como masticar pero por adaptaciones evolutivas que involucran reducción en tamaño y cambio en espacio de la cara. Holton et al. claman que esta adaptación ocurrió ya que la cara llegó a ser más pequeña a la de otros antiguos humanos.

Otras perspectivas

Robert Franciscus toma un punto de vista más antropológico: él cree que la barbilla se formó como una consecuencia del cambio en modo de vida que los humanos se sometieron, aproximadamente hace 80,000 años. Como sociedades cazadoras recolectoras de humanos crecieron en grandes redes sociales, las disputas territoriales decrecieron ya que la nueva estructura social promovía la creación de alianzas en orden de intercambiar bienes y sistemas de creencia. Franciscus cree que estos cambios en el ambiente humano redujeron los niveles hormonales, especialmente en hombres, resultando en la evolución natural de la barbilla.

Sobre todo, los seres humanos son únicos en el sentido que son la única especie entre los primates que tienen barbilla. En el artículo "The Enduring Puzzle of the Human Chin", los antropólogos evolucionistas James Pampush y David Daegling discutieron varias teorías que han sido levantadas para resolver el rompecabezas de la barbilla. Concluyeron que:

"cada una de las propuestas que hemos discutido vacilan empírica o teóricamente; algunas fallan, a un grado, en ambas cuentas ... Esto debería servir como motivación, no desanimo, para los investigadores para que continúen investigando esta peculiaridad humana moderna... tal vez entendiendo la barbilla revelará alguna perspicacia no esperada en que significa ser humano."

Véase también

Referencias

  1. Real Academia Española. «pera». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).