En este esquema, un río es capturado por otro que tiene mayor poder de incisión sobre la roca.

Se denomina captura fluvial a un fenómeno hidrográfico por el que la erosión producida por las aguas de un río puede abrir una brecha en el cauce de otro río, capturando sus aguas y dejándolo decapitado, sin caudal, aguas abajo del lugar de la captura, que recibe el nombre de codo de captura. El cauce resultante suele adoptar una geometría típica de codo de captura. Son interesantes los casos del Alberche, el Júcar y el Ter en España, el Tuy en Venezuela, así como muchísimos ejemplos más en todos los continentes.

Causas

Aunque la captura en sí misma es consecuencia de la erosión remontante, los procesos que la pueden facilitar incluyen:

El proceso de captura fluvial tiene lugar en periodos de tiempo cortos en el contexto geológico, del orden de decenas hasta centenares de miles de años. Sin embargo, hay que señalar que el proceso de captura fluvial de ríos contiguos en zonas de desbordamiento en llanuras de escasa pendiente puede tener lugar en períodos muy cortos de tiempo (días o semanas).

Concepto

F. J. Monkhouse presenta una larga y excelente definición de este concepto:

Captura fluvial es el desvío de las aguas del curso superior de un sistema fluvial hacia la cuenca de un sistema contiguo de mayor actividad erosiva y cuyas aguas discurren a un nivel inferior. El desarrollo de los dos sistemas fluviales contiguos lleva necesariamente a que uno de ellos se haga más potente que el otro; gradualmente se va convirtiendo en la corriente dominante, excavando más profundamente su cauce con lo que el nivel de base de sus afluentes es cada vez más bajo.
Estos, debido a la erosión regresiva, hacen retroceder las divisorias de aguas que los separan de las corrientes vecinas y acaban por capturarlas (corrientes decapitadas), aumentando con ello su propio caudal y el del río principal (o beneficiario), cuya potencia crece todavía más. En el punto del desvío queda por lo general un ángulo muy marcado, llamado codo de captura. Los ejemplos de este fenómeno son muy abundantes.
F. J. Monkhouse. Diccionario de términos geográficos. Barcelona: Oikos - Tau, 1978, p. 77

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Sin embargo, hay que tener en cuenca que no siempre es un río con mayor poder erosivo el que captura a otro de menor caudal ya que algunas veces sucede a la inversa, cuando el río de menor caudal tiene un nivel inferior. El río Uribante, que constituye el curso alto del río Apure, en Venezuela, es un ejemplo antológico de esta situación ya que sus aguas fueron capturadas por el río Caparo primero y por el río Doradas después. De hecho, el sistema hidroeléctrico Uribante - Caparo - Doradas en Venezuela aprovecha esta disposición de los tres ríos para establecer varias represas con comunicación entre ellas por medio de túneles y saltos de agua que producen una enorme cantidad de electricidad.

El caso especial de capturas sucesivas, en secuencia

El río Meta y sus afluentes principales. Obsérvese como el Meta sólo tiene afluentes por la ribera izquierda mientras que la derecha, que es más elevada, impide el desarrollo de afluentes por ese lado. De hecho, ríos como el Vichada, el Tomo y otros, que primitivamente procedían de los Andes colombianos, quedaron decapitados al quedar cortado su curso alto por el Meta.

Al pie de una cordillera de grandes dimensiones como Los Andes, las Montañas Rocosas, el Himalaya, los Pirineos, etc., suele suceder que un río que corra paralelo a dichas cordilleras vaya cortando los cauces sucesivos de los ríos que bajan de las mismas formando un codo de captura en cada uno de dichos ríos y dejando sin agua el curso inferior de los ríos antiguos. Unos excelentes ejemplos de este tipo de captura, entre muchos otros, son los que nos ofrecen el río Meta (en el cartograma anexo y el río Apure, ambos ubicados en la cuenca del Orinoco, en la región de los Llanos colombo-venezolanos.

Las consecuencias de este proceso de capturas en secuencia son muy importantes:

Ejemplos

Una buena referencia a las inundaciones en Apure se encuentra en el artículo de Pablo Moser Guerra y Pedro E. Piñate Bermúdez del año 2002 ([5]​), en el que se hace referencia a las inundación de los años 1892, superada en el siglo XX por la de 1943 registrándose inundaciones posteriores en 1945, 1946, 1950, 1956, 1967, 1969, 1970, 1976, 1977, 1978, 1979, 1981, 1996 y la última, muy grave, de finales de mayo y comienzos de junio del año 2015. Y todas estas inundaciones tuvieron consecuencias muy serias en lo que se refiere a migraciones del cauce de diversos ríos, capturas fluviales, desbordamientos, y otras.

Referencias

  1. Jiménez Fuentes, E. (1987). Una captura fluvial en el Pleistoceno Inferior. El "Codo" del Tormes. Revista Provincial de Estudios, 22/23, 335-344.
  2. [1] [2] Geomorfología de la Babia Alta
  3. Cosme Morillo. Guía y mapa de la Naturaleza de España. Madrid: Grupo Anaya S. A., 2000, p. 110
  4. Cosme Morillo. Guía y mapa de la Naturaleza de España. Madrid: Grupo Anaya S. A., 2000, p. 112
  5. Moser Guerra, Pablo y Piñate Bermúdez, Pedro E. Las inundaciones en Apure. Carabobo Pecuario 155:60-61. Julio-Septiembre 2002.


Véase también