Carl Schmitt

Carl Schmitt en una fotografía de grupo con compañeros de clase (1904).
Información personal
Nacimiento 12 de julio de 1888 Ver y modificar los datos en Wikidata
Plettenberg (Imperio alemán)
Fallecimiento 7 de abril de 1985 Ver y modificar los datos en Wikidata (96 años)
Plettenberg (Alemania Occidental)
Sepultura Plettenberg Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Alemana
Religión Catolicismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Cónyuge
  • Pavla Dorotić
  • Duška Schmitt Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educación Dr. jur., 1910; Dr. habil., 1916
Educado en
Tesis doctoral
Supervisor doctoral Fritz van Calker Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Jurista, geopolitólogo y político Ver y modificar los datos en Wikidata
Área Teología política y derecho constitucional Ver y modificar los datos en Wikidata
Empleador
Movimiento Movimiento revolucionario conservador y filosofía occidental Ver y modificar los datos en Wikidata
Seudónimo Johannes Negelinus Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables El concepto de lo político Ver y modificar los datos en Wikidata
Conflictos Primera Guerra Mundial Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán

Carl Schmitt (Plettenberg, 11 de julio de 1888-Plettenberg-7 de abril de 1985) fue un filósofo, teórico político y jurista alemán, y miembro destacado del Partido Nacionalsocialista. Schmitt escribió extensamente sobre el ejercicio efectivo del poder político. En tanto que intelectual tradicionalista,[1][2]​ Schmitt destacó como crítico del parlamentarismo, el liberalismo y el cosmopolitismo,[3]​ y su obra ha ejercido una gran influencia en la teoría política, la teoría jurídica, la filosofía continental y la teología política, pero su valor y su importancia son controvertidos, principalmente debido a su apoyo intelectual y a su participación activa en el nazismo. La obra de Schmitt ha atraído la atención de numerosos filósofos y teóricos políticos, tales como Giorgio Agamben, Hannah Arendt, Walter Benjamin, Susan Buck-Morss, Jacques Derrida, Jürgen Habermas, Jaime Guzmán, Reinhart Koselleck, Friedrich Hayek,[4]Chantal Mouffe, Antonio Negri, Leo Strauss, Adrian Vermeule[5]​ y Slavoj Žižek, entre otros.

Según la Stanford Encyclopedia of Philosophy, "Schmitt fue un agudo observador y analista de las debilidades del constitucionalismo liberal y del cosmopolitismo liberal, pero no cabe duda de que su cura preferida resultó ser infinitamente peor que la enfermedad".[6]

Biografía

Escribió centrado en el conflicto social como objeto de estudio de la ciencia política, y más concretamente la guerra. Su obra atraviesa los avatares políticos de su país y de Europa a lo largo del siglo XX.

Militó en el Partido Nacionalsocialista y ejerció diversos cargos bajo el régimen nazi entre 1933 y 1936, pero las amenazas de las SS, que le consideraban un advenedizo, le apartaron del primer plano de la vida pública. No obstante lo anterior, su fuerte compromiso con el régimen de Hitler condujo a que se lo tildara de "Kronjurist" del Tercer Reich.

Su hija se casó con un español, y eso le llevó a frecuentar España, realizando diversos seminarios, en lugares como la Universidad de Santiago o el Centro de Estudios Constitucionales. Si en Alemania había caído en cierto ostracismo por su apoyo al nazismo, tal alineamiento no le supuso ningún problema en la Dictadura de Francisco Franco, pues los nazis apoyaron a Francisco Franco activamente con tropas durante la Guerra civil española. Sus estancias en España facilitaron su relación con diversos juristas españoles, como el entonces ministro franquista, y posterior fundador de Alianza Popular, Fraga Iribarne, o Manuel García-Pelayo, el primer presidente del Tribunal Constitucional emanado de la Constitución española de 1978.[7]

Pensamiento

Schmitt fue uno de los principales ideólogos del Movimiento Revolucionario Conservador de Alemania. Su teorización se basa en la necesidad de instaurar un poder de «decisión» adecuado que termine con la lucha de clases, cosa que no es posible en un Estado liberal, en el cual no se puede justificar la exigencia del sacrificio de la vida en favor de la unidad política.

Schmitt concibe la «acción política» como «decisión» que debe tener la talla de producir un «mito» que comprometa a los individuos: tal «producción» solo puede resultar de la guerra. El Estado ya no es el portador del monopolio político, pues se ha visto reducido en importancia a tan solo una «asociación» más y que no se encuentra por encima de la sociedad.

Schmitt propone una pluralidad, con el Estado como comunidad suprema y más intensa. Concibe la idea de «comunidad» con «personas esencialmente ligadas» y no una sociedad de «personas esencialmente separadas». Schmitt mantuvo una polémica con Hans Kelsen acerca de la concepción del Estado, la defensa de la Constitución y demás formas jurídicas democráticas.

Esa «comunidad» es la que puede llevar a superar la degradación que al Estado ha producido el liberalismo que, con su negación de la política, lo ha convertido en un «sirviente burocrático armado». Su rechazo a las democracias parlamentarias pluralistas, en cuanto incapaces de controlar los nuevos potenciales surgidos de la socialización creciente del siglo XX, lo hacen optar por la dictadura como forma de gobierno.

El concepto de lo político

Lápida de Carl Schmitt

El concepto de Estado presupone el de «político», y el Estado es definido como el estatus político de un pueblo organizado sobre un territorio delimitado. En la época actual, el Estado se encuentra entremezclado con la sociedad, al punto que lo político no admite ser definido a partir de lo estatal. Por eso, para llegar a una definición de lo político se requiere el descubrimiento y la fijación de una distinción específica a la cual sea posible referir las acciones y los motivos políticos. Esa distinción es la distinción de «amigo y enemigo», la cual determina la esencia de lo político, y desde este criterio se puede determinar lo político y lo apolítico. En la medida que no es derivable de otros criterios, ella corresponde, para la política, a los criterios relativamente autónomos de otros ámbitos humanos: bueno y malo para la moral, bello y feo para la estética, etc.

Así, la esencia de las relaciones políticas es el antagonismo concreto originado a partir de la posibilidad efectiva de lucha. Lo político es, entonces, una conducta determinada por la posibilidad real de lucha; es también la comprensión de esa posibilidad concreta y la correcta distinción entre amigos y enemigos. El medio político es, por ende, un medio de combates concretos.

El significado de la distinción de amigo–enemigo es el de indicar el extremo grado de intensidad de una unión o de una separación, que puede subsistir teórica y prácticamente sin que, al mismo tiempo, deban ser empleadas otras distinciones morales, estéticas, económicas, etc., pues no hay necesidad de que el enemigo político sea moralmente malo o estéticamente feo, «el enemigo es simplemente el otro que está en contra de mi posición». El enemigo político es un conjunto de hombres que combate, al menos virtualmente, o sea sobre una posibilidad real, y que se contrapone a otro agrupamiento humano del mismo género. Enemigo es sólo el enemigo público, puesto que todo lo que se refiere a semejante agrupamiento, y en particular a un pueblo íntegro, deviene por ello mismo público, es por esto que aunque el enemigo sea político no necesariamente tiene que ser un enemigo en la esfera de las relaciones individuales.

El antagonismo político es el más intenso y extremo de todos y cualquier otra contraposición concreta es tanto más política cuanto más se aproxima al punto extremo, el del agrupamiento basado en el concepto amigo–enemigo. Esta relación tiene las siguientes características:

Teoría del partisano

Esta teoría fue expuesta en las conferencias que impartió en la Universidad de Santiago de Compostela.

El término partisano es sinónimo de guerrillero, revolucionario, y surge tras la ocupación de España por parte de Napoleón entre 1808 y 1813. El partisano es un soldado, un individuo armado que a diferencia del soldado regular tiene las siguientes características:

Estado total

Para Schmitt la democracia es entendida a partir del concepto de «Estado total». El Estado total es aquel que ha superado el momento liberal. Es un Estado fuerte, que se inmiscuye en todas las esferas de la vida en sociedad. En la democracia, para Schmitt, todo es político.

En este marco, se entienden sus críticas al liberalismo, al parlamento como institución y al parlamentarismo como forma de gobierno. La democracia para él no requiere del voto secreto (pues la política se hace en el espacio público). Por el contrario es la acclamatio, la elección a viva voz y en masa, la que le resulta compatible con su idea de democracia. La democracia es directa: no hay representantes, ni elecciones. La representación necesariamente mediatiza la inmediatez de la voluntad popular, haciéndola, en definitiva, desaparecer.

Tampoco admite la idea de pluralismo, ya que sostiene que a la democracia le es propia la homogeneidad, por lo que la unanimidad es el carácter propio de esta democracia. Las diferencias serán entonces excluidas o eliminadas al interior de la unidad política.

Obras

En español

Obras sobre Carl Schmitt

Referencias

  1. Hoffman, John, 1944-. Introduction to political theory (Third edition edición). ISBN 9781317556619. OCLC 903930103. Consultado el 11 de octubre de 2019. 
  2. Martin, James, 1968- (2009). Piero Gobetti and the politics of liberal revolution (1st ed edición). Palgrave Macmillan. ISBN 9780230616868. OCLC 319175153. Consultado el 11 de octubre de 2019. 
  3. Vinx, Lars (August 29, 2019) "Carl Schmitt"
  4. William E. Scheuerman, Carl Schmitt: The End of Law, Rowman & Littlefield, 1999, p. 209.
  5. Vermeule, Adrian (February 2009). «Our Schmittian Administrative Law». Harvard Law Review 122: 1095. 
  6. Vinx, Lars (2019). «Carl Schmitt». The Stanford Encyclopedia of Philosophy. Metaphysics Research Lab, Stanford University. Consultado el 9 de noviembre de 2020. 
  7. Saralegui, Miguel (20 de marzo de 2017). «Interpretación española de Carl Schmitt». Revista de Libros.