El coleccionismo de minerales consiste en la recogida, clasificación identificación y conservación, de forma sistemática de ejemplares de minerales. Puede realizarse de forma pública, en museos, o de forma privada, en colecciones particulares. tanto las colecciones públicas como las privadas pueden ser de carácter generalista o estar especializadas en los minerales de un cierto tipo o de una determinada procedencia geográfica.

Grabado de Antonio Eisenhot en el que aparece la colección de minerales del Vaticano, tal como lo organizó Michele Mercati en la década de 1570.

La reunión de ejemplares de minerales sin más interés que su observación, ya se ha documentado incluso en algunos yacimientos arqueológicos, pero el auténtico coleccionismo aparece con el desarrollo de las ciencias, en el siglo XVI.[1]​ Un coleccionista importante y reconocido de esa época fue Georgius Agricola, autor del libro de minería De Re Metallica y del libro de mineralogía De Natura Fossilium. Otro coleccionista y científico importante de la época fue Anselmus Boëtius de Boodt , también autor de otro libro de mineralogía, Gemmarum et lapidum historia. Muchos reyes fueron también coleccionistas, considerando los minerales, además de por su interés científico, por su utilidad como gemas o como medicamentos.

Historia del coleccionismo de minerales

Colección de minerales de Joannes Ketmann.

El coleccionismo de minerales de forma sistemática y como una disciplina científica, asimilable a la forma actual, se establece en el siglo XVI, en muchos casos asociado al coleccionismo de otros materiales naturales (conchas, huesos, dientes, ejemplares botánicos, y, por supuesto, fósiles) fundamentalmente como actividad de particulares ilustrados y con medios económicos importantes. Lo que se sabe actualmente de estas colecciones, que no se han conservado, es lo que aparece en los libros que se publicaron describiéndolas. Los más importantes son los de Conrad Gessner, Johannes Kentmann, Francesco Calzolari, Ulisse Aldrovandi, Jean Bauhin, Ferrante Imperato y el más notable, el libro que describe la colección preparada en el Vaticano por Michele Mercati.[1]​ El censo de coleccionistas de minerales entre 1530 y 1799 asciende a unas 1.200, teniendo en cuenta que este número incluye solamente las grandes colecciones, aquellas que se conservan al menos parcialmente o que dejaron como prueba de su existencia catálogos realizados en vida del coleccionista o posteriormente a su muerte, para dispersarla en ventas y subastas.[1]​ Estos catálogos fueron preparados en bastantes ocasiones por mineralogistas de prestigio, que además de poder estudiar en detalle las colecciones recibían una compensación económica. Jean-Baptiste Romé de l'Isle fue unos de los que más catálogos de este tipo prepararon.

Tipo de colecciones de minerales

El tipo habitual de una colección de minerales consiste en la reunión ordenada de ejemplares de buena calidad (con morfología, color y otras propiedades bien representadas y visibles sin necesidad de manipular en ejemplar) y tamaño relativamente semejante, que incluyan el mayor número de especies posible. Sin embargo, existen otros tipos de colección más especializada.

Tamaño de los ejemplares

En colecciones y museos pueden encontrarse ejemplares desde tamaños enormes, con cristales de hasta dos metros de altura, como en la exposición de Cristales gigantes del Museo Nacional de Historia Natural de París hasta los ejemplares conocidos como micromounts o micromontajes, pequeñas piezas para su observación con lupa binocular. Las exposiciones competitivas que se llevan a cabo entre coleccionistas en algunos países, y que son muy frecuentes en Estados Unidos, reglamentan el tamaño de los ejemplares que pueden exponerse para asegurar una cierta uniformidad. Además de los micromontajes, en orden creciente están el tamaño thumbnail (generalmente, hasta una pulgada) miniatura (dos) y vitrina (hasta cinco). Los ejemplares de gran tamaño requieren obviamente mucho espacio, lo que está al alcance de pocos museos. Una colección amplia de ejemplares de este tipo solamente puede verse en el Museo Nacional de Historia Natural de París. Los ejemplares fueron adquiridos conjuntamente a principios de la década de 1980 por compra a su anterior poseedor, el coleccionista y comerciante de minerales brasileño Ilia Deleff.[4]

En general, los museos y especialmente los coleccionistas particulares, suelen optar por tamaños más reducidos. En la revisión de ejemplares especialmente notables en manos privadas realizada por W.A. Thomson en 2007, prácticamente todos los incluidos tenían un tamaño entre 10 y 20 cm, con pocos sobrepasando los 15 cm.[5]

Micromontajes

Mueble para conservar micromontajes de minerales

El coleccionismo de micromontajes o micromounts, término anglosajón de uso prácticamente universal, es una especialidad propia. Consiste en el montaje de forma permanente, en pequeñas cajas de cartón o plástico, de pequeñas piezas de mineral, colocadas de manera que puedan observarse fácilmente con una lupa binocular, entre 10 y 40 aumentos. Este tipo de coleccionismo existe desde hace dos siglos, y se conservan algunos montajes de esas fechas. Actualmente, este tipo de coleccionismo es muy popular, dado que permite conservar miles de ejemplares en poco espacio, el coste suele ser, en general, menor que el de los ejemplares grandes, y los microcristales suelen tener una calidad mucho mayor (transparencia,, brillo y perfección morfológica) que los grandes. Además, muchas especies minerales solamente aparecen como cristales diminutos. Los contenedores estándar para los micromontajes son cajas de plástico con una pieza de fondo de poca altura, al que se pega el ejemplar, y con una cubierta transparente, de forma cúbica y de una pulgada de arista.[6]​ La multiplicidad de actividades implicadas en el coleccionismo de micromontajes, desde la recolección del muestras al intercambio, ha hecho que se utilizara incluso como actividad terapéutica para enfermedades mentales.[7]

Comercio de minerales

Al igual que en otros tipos de coleccionismo, existen establecimientos especializados en la venta de minerales, frecuentemente junto con fósiles y meteoritos, y a veces también con bisutería y objetos de decoración elaborados con ellos, en las principales ciudades del mundo. También se venden a través de Internet, y ocasionalmente se efectúan subastas de algunas de las grandes casas dedicadas al coleccionismo, como Sotehby's o Heritage. Sin embargo, la principal fuente de comercialización de los minerales son las ferias que se llevan a cabo periódicamente.

La más importante a escala mundial es The Tucson Show, en Tucson (Arizona) USA, en la primera quincena de febrero. No es propiamente una feria, sino la reunión de un conjunto de ferias especializadas, que incluyen desde la alta colección, con ejemplares de decenas de miles de euros, a la venta al peso al por mayor, junto con exposiciones competitivas. En 2019 tuvieron lugar 45 de ellas, simultáneamente, en hoteles, salones e incluso en tiendas de campaña montadas en aparcamientos.[8]​ En Europa, la más importante, Mineralientage München, que es la segunda más importante del mundo, se celebra de jueves a domingo una semana de octubre o noviembre, distribuida a lo largo ede varios edificios de la Ferie de Muestras de Múnich (Alemania). La segunda más importante de Europa es la de Sainte Marie aux Mines, una localidad de Alsacia (Francia) de tamaño relativamente pequeño y de tradición minera. Se celebra de jueves a domingo una de las últimas semanas de junio. Lamayor parte de los comerciantes se distribuyen a lo largo del parque, aunque también se utilizan locales cerrados. En estas ferias se instalan comerciantes de todo el mundo, y también son visitadas por coleccionistas de muchos países. A escala local, todas las grandes localidades europeas cuentan con una o varias ferias anuales. En España, la más importante es la llamada Expominer, que se lleva a cabo en noviembre en la Feria de Barcelona.[9]​ La segunda en importancia es Expominerales, que se desarrolla en el edificio de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid el segundo fin de semana de abril.

Valoración actual de los minerales de colección

El valor de los ejemplares de colección depende, como en las otras colecciones, de su deseabilidad. Esta viene determinada fundamentalmente por la calidad del ejemplar (tamaño, brillo, que no tenga daños que lo afeen) por su rareza (tanto por la especie) y en el caso de las gemas y los metales preciosos también por su valor intrínseco, aunque muy condicionado por los factores anteriores. Por ejemplo, las pepitas de oro de tamaño pequeño se cotizan por un poco más que su valor como metal, mientras que uno de los ejemplares de oro más notables, un cristal esquelético de 217,8 gramos de peso procedente de Roraima (Brasil) fue tasado en una subasta en 2007 por un valor entre 500.000$ y 750.000 $, vendiéndose finalmente en 550.000 $.[10]​ Su valor como metal en aquel momento hubiera sido de 4.670$

Coleccionistas notables modernos

Entre las decenas de miles de coleccionistas activos en el siglo XX pueden destacarse algunos con colecciones especialmente importantes o conocidos también por sus aportaciones en campos distintos a la mineralogía.

Colecciones públicas de minerales

En el mundo existen varios centenares de museos con colecciones significativas de minerales. Los más antiguos, de la segunda mitad del siglo XVIII y primeras décadas del siglo XIX,, tienen como origen o bien la adquisición por los estados de grandes colecciones particulares (como el Museo de Historia Natural de Londres, fundado en la década de 1750 a partir de la colección de sir Hans Sloane, o el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, creado a partir de las colecciones de Pedro Franco Dávila ) o bien las colecciones destinadas a la enseñanza en las Escuelas de Ingenieros de Minas, entre ellas las de Freiberg, París, Madrid o San Petersburgo. También se conservan algunas colecciones particulares de esa época, expuestas actualmente en los palacios de las familias, convertidos en museos.

Grandes museos clásicos

Los museos más importantes del mundo combinan la exposición pública de ejemplares de alta calidad con el mantenimiento de fondos que en ocasiones alcanzan cifras de cientos de miles de ejemplares, y también con la investigación científica. Los que se consideran los diez más importantes del mundo son:[18]

Vitrina con minerales montados al estilo antiguo en la colección del Museo Nacional de Praga

Principales museos en España

Revistas para coleccionistas

Existen una serie de revistas en la interfase entre la mineralogía científica y el coleccionismo, publicadas en distintos países e idiomas. Si contenido, característico, es conceptualmente semejante en todos los casos, y en su mayor parte consiste en dos bloques: los artículos dedicados a la mineralogía topográfica, de nivel muchas veces comparable a los de las revistas científicas habituales, pero con muchas más ilustraciones fotográficas en color, y los destinados a describir las novedades en las ferias de minerales que tienen lugar en todo el mundo. La fotografía de los ejemplares y de las localidades está en todas ellas especialmente cuidada. Las más importantes son:

The Mineralogical Record, revista estadounidense, publicada en inglés, que comenzó a editarse en 1970. Actualmente publica seis números por año.

Rocks and Minerals, estadounidense, publicada en inglés,

Revista de Minerales, publicada en España desde 1995, dos veces al año. Simultáneamente con la edición en español se publica desde 2006 otra edición con el mismo contenido, en inglés, con el título de Mineral Up.

Lapis, editada en Alemania desde 1975, en idioma alemán, se publican once números por año.

Le Regne Mineral, publicada bimestralmente en Francia desde febrero de 1995.

Rivista Mineralogica Italiana, publicada desde 1967

Referencias

  1. a b c Wilson, Wendell E. (1994). «The history of mineral collecting». The Mineralogical Record, 26 (6), 1-156. 
  2. a b Dunn, Pete J. y Francis, Carl A. (1990). «Specialization in mineral collecting». The Mineralogical Record, 21, 511-513. 
  3. Dunn, Pete J. y Francis, Carl A. (1986). «Danger to science from species dealers». The Mineralogical Record, 17, 226. 
  4. a b Varios autores (1983). Cristaux Geants. Hachette. p. 77 págs. 
  5. Thompson, Wayne A. (2007). Ikons, Classics and Contemporary Masterpieces. The Mineralogical Record. p. 192 págs. 
  6. Wight, Quintin (1993). The Complete Book on Micromounting. The Mineralogical Record inc. p. 283 págs. 
  7. Centre Hospitalière Sainte-Marie Rodez (ed.). «La micro-minéralogie expérimentée comme médiateur de soin en santé mentale en Aveyron». Archivado desde el original el 29 de junio de 2021. Consultado el 29 de junio de 2021. 
  8. Moore, Thomas P. «Tucson Show 2019». The Mineralogical Record, 50, 339-372. 
  9. Callen, J. y Artola, E. (2020). «EXPOMINER Barcelona». Revista de Minerales, 7, (5), 60-65. 
  10. Anónimo (2007). The Roraima Shiel Collection. Stacks. p. 58-59. 
  11. «Die privaten Kollektionen des XIX. Jahrhunderts in der Sammlung des Mineralogischen Museums der Universität St. Petersburg, Russland». Scripta Geologica. Número especial , Vol. 4 p. 7- 13. 2004. 
  12. Schmemann, Serge (1990). «Kohl, the man for the German moment». The New York Times, Julio 1, 1990, Sec. 1, Pag. 1. 
  13. Wilson, Wendell E. (1992). «Collector profile. Stephen Smale». The Mineralogical Record, 23, 401-407. 
  14. Wilson, Wendell E. «Smale, Stephen (1930-)». Biographical &m Label Archive. The Mineralogical Record. Consultado el 04/06/2021. 
  15. Wallace, T.C., Wilson, W.C., Megaw, P.K.M. y Currier, R.H. (2008). «The Miguel Romero collection of Mexican minerals». Suplemento a The Mineralogical Record, nov-dic. 1-80. 
  16. Burchard, Ulrich, y Bode, Rainer ((1986)). Mineral Museums of Europe. Walnut Hill Publishing Co. p. 252-256. 
  17. Corbella, Josep (21 de marzo de 2015). «Joan Massagué: "Conoce tus talentos, persigue tu pasión"». La Vanguardia. 
  18. Guillemin, Claude (1984). «Petite histoire d'un grand musee». Monde & Mineraux (64), 4-6. 
  19. Burchard, Ulrich, y Bode, Rainer (1986). Mineral Museums of Europe. Walnut Hill Publishing Co. p. 85-89. 
  20. Bancroft, Peter (1988). «Fersman Mineralogical Museum». The Mineralogical Record, 19 (1), 36-38. 
  21. «Mineralogical Collection National Museum Praga». 
  22. Bancroft, Peter (1988). «Národní Museum. Prague, Czechoslovakia.». The Mineralogical Record, 19, 14-17. 
  23. Bugallo Rodríguez, Ánxela (2003). O Museo de Historia Natural da Universidade de Santiago de Compostela (en gallego). Universidad ed santiago de Compostela. p. 229-233. 

Bibliografía

Bancroft, Peter. (1988). Mineral Museums of Eastern Europe. The Mineralogical Record Inc., Tucson (Arizona). 72 págs.

Burchard, Ulrich, y Bode, Rainer (1986). Mineral Museums of Europe. Walnut Hill Publishing Co. 269 págs.

Llorente, E, y otros (1990). Museos Españoles de Minerales.Instituto Tecnológico GeoMinero de España, Madrid. 154 págs.

Wilson, W.E. (1994). The histoy of mineral collecting 1530-1799. The Mineralogical Record, 25 (6), 264 págs.

Wilson, W.E. (2014). An historical look at women in mineral collecting. The Mineralogical Record, 45 (6), 681-687.

La página web de The Mineralogical Record incluye un Archivo de biografías y etiquetas que incluyen las biografías y tipos de etiquetas utilizadas por más de 2000 coleccionistas particulares, museos y comerciantes de minerales, fundamentalmente de los siglos XIX y XX.