Los efectos del alcohol en el organismo son numerosos y diversos. El alcohol es una potente droga psicoactiva con un número elevado de efectos secundarios que pueden afectar de manera grave a nuestro organismo. La cantidad y las circunstancias del consumo juegan un papel importante al determinar la duración de la intoxicación. Por ejemplo, al consumir alcohol después de una gran comida es menos probable que se produzcan signos visibles de intoxicación que con el estómago vacío.[1]​ La hidratación también juega un papel importante, especialmente al determinar la duración de las resacas.

Mecanismo de acción

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El alcohol tiene un efecto bifásico sobre el cuerpo humano, es decir, que sus efectos cambian con el tiempo. Inicialmente, produce sensaciones de relajación y alegría, pero el consumo posterior puede llevar a tener visión borrosa y problemas de coordinación. Las membranas celulares son altamente permeables al alcohol, así que una vez que el alcohol está en el torrente sanguíneo, se puede esparcir en casi todos los tejidos del cuerpo.

Tras el consumo excesivo puede aparecer la inconsciencia, y niveles extremos de consumo pueden llevar a un envenenamiento por alcohol y a la muerte (una concentración en la sangre de 0.55% –aprox. 5 gramos de alcohol por litro de sangre– podría matar a la mitad de los afectados por paro cardiorrespiratorio tras afectación bulbar).[2]​ La muerte también puede ser causada por asfixia, si el vómito –un resultado frecuente de la ingesta excesiva– obstruye la tráquea y el individuo está demasiado ebrio para responder. Una respuesta apropiada de primeros auxilios a una persona inconsciente y ebria es ponerla en posición de recuperación.

Cuando el alcohol llega a la sangre (entre 30 y 90 minutos después de ser ingerido) se produce una disminución de los azúcares presentes en la circulación sanguínea, lo que provoca una sensación de debilidad y agotamiento físico. Lo anterior se debe a que el alcohol acelera la transformación de glucógeno (una sustancia que se encarga de almacenar el azúcar en el hígado) en glucosa y ésta se elimina de forma más rápida.

Otra acción del alcohol es que inhibe a la vasopresina, una hormona sintetizada por el hipotálamo y luego liberada por la neurohipófisis. Esta hormona es la responsable de mantener el balance de los líquidos en el cuerpo, ordenando al riñón que reabsorba agua de la orina. Si la función de la vasopresina falla, el riñón empieza a eliminar más agua de la que ingiere y provoca que el organismo busque el agua en otros órganos. Esto provoca que las meninges (membranas que cubren el cerebro) pierdan agua y por tanto aparezca el dolor de cabeza. El alcohol disminuye los niveles de vitamina B1 del organismo.

Fases de la intoxicación etílica

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Tras la ingestión de alcohol se producen a corto plazo una serie de efectos o síntomas, dependientes de la dosis ingerida (aunque afectan otros factores individuales).

  1. Fase de euforia y excitación. Tasa de alcoholemia: 0,5 g/L. Locuacidad, euforia, desinhibición, conducta impulsiva.
  2. Intoxicación. El organismo no está acostumbrado al alcohol que resiste. Poco a poco se afecta el sistema nervioso al originarse la pérdida en la capacidad de coordinar los movimientos produciendo el desequilibrio y a veces caídas. Si se abusa se puede producir la ataxia locomotriz que es una parálisis propia de los alcohólicos. El alcohol produce efectos depresivos y una aparente sensación de calor al dilatarse los vasos cutáneos, pero lo que ocurre realmente es la pérdida de calor del organismo.
  3. Fase hipnótica o de confusión. Tasa de alcoholemia: 2 g/L. Irritabilidad, agitación, somnolencia, cefalea. Disartria, ataxia. Náuseas y vómitos.
  4. Fase anestésica o de estupor y coma. Tasa de alcoholemia: 3 g/L. Lenguaje incoherente. Disminución marcada del nivel de conciencia (obnubilación y coma) y del tono muscular. Incontinencia de esfínteres. Dificultad respiratoria.
  5. Fase bulbar o de muerte. Tasa de alcoholemia: 5 g/L. Shock cardiovascular. Inhibición del centro respiratorio. Paro cardiorrespiratorio y muerte.

Efectos del alcohol en el cuerpo humano

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Son muy diversos los efectos del alcohol a medio y largo plazo y actúan sobre múltiples órganos y sistemas.[3]

En el cerebro y sistema nervioso

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En el corazón y sistema circulatorio

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En el aparato digestivo: estómago, páncreas, hígado o esófago.

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Las molestias gástricas son debidas a erosiones en las mucosas producidas por el etanol. El ardor estomacal será mayor si se han mezclado diferentes bebidas o combinados, ya que la irritación gástrica se deberá a todos los componentes bebidos.

En la sangre

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Representación de los efectos del alcohol en la visión.

En el sistema inmunológico

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En el sistema reproductor

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En el embarazo y el feto

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Es por este motivo que la mujer embarazada debe abstenerse totalmente de ingerir alcohol.

Síndrome de dependencia alcohólica (alcoholismo)

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Es de los problemas más graves asociados al consumo de alcohol por la gran cantidad e importancia de los síntomas que engloba.[17]

Cáncer

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El alcohol está reconocido por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), como un carcinógeno del grupo 1 (carcinógeno en humanos). El alcohol está reconocido como agente causal del cáncer de mama, cáncer colorrectal, cáncer de orofaringe y laringe, cáncer de esófago y cáncer de hígado.[18][13]

Véase también

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Referencias

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  1. Manual de drogodependencias para enfermería. Mario Martínez Ruiz, Antonio Aguilar Ros. pág.63. Ed. Díaz de Santos. Madrid, 2002
  2. Manual de drogodependencias para enfermería. Mario Martínez Ruiz, Antonio Aguilar Ros. Página 71. Díaz de Santos.Madrid, 2002
  3. «Alcohol's Effects on the Body | National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAAA)». www.niaaa.nih.gov. Consultado el 10 de diciembre de 2017. 
  4. Medline Plus. 2009. Tomado de http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/002393.htm Último acceso: 4 de septiembre de 2009
  5. Medicina legal y toxicología. Juan Antonio Gisbert Calabuig, Enrique Villa-nueva Cañadas. Mansos. Barcelona. 2005
  6. Anatomía patológica. Alan Stevens, James Lowe. Ed. Harcourt. Madrid. 2001
  7. THOMSON, ALLAN D.; MARSHALL, E. JANE (1 de marzo de 2006). «THE NATURAL HISTORY AND PATHOPHYSIOLOGY OF WERNICKE'S ENCEPHALOPATHY AND KORSAKOFF'S PSYCHOSIS». Alcohol and Alcoholism (en inglés) 41 (2): 151-158. ISSN 0735-0414. doi:10.1093/alcalc/agh249. Consultado el 10 de diciembre de 2017. 
  8. Sociedad y alcoholismo Num. 35 Abril-Junio 79
  9. Ettinger, P. O.; Wu, C. F.; De La Cruz, C.; Weisse, A. B.; Ahmed, S. S.; Regan, T. J. (May 1978). «Arrhythmias and the "Holiday Heart": alcohol-associated cardiac rhythm disorders». American Heart Journal 95 (5): 555-562. ISSN 0002-8703. PMID 636996. Consultado el 11 de diciembre de 2017. 
  10. Stroke Association. «Alcohol and stroke». Consultado el 11 de diciembre de 2017. 
  11. O'Keefe, James H.; Bhatti, Salman K.; Bajwa, Ata; DiNicolantonio, James J.; Lavie, Carl J. (March 2014). «Alcohol and cardiovascular health: the dose makes the poison…or the remedy». Mayo Clinic Proceedings 89 (3): 382-393. ISSN 1942-5546. PMID 24582196. doi:10.1016/j.mayocp.2013.11.005. Consultado el 10 de diciembre de 2017. 
  12. «Alcohol and Heart Health». www.heart.org. Consultado el 10 de diciembre de 2017. 
  13. a b Cogliano, Vincent James; Baan, Robert; Straif, Kurt; Grosse, Yann; Lauby-Secretan, Béatrice; El Ghissassi, Fatiha; Bouvard, Véronique; Benbrahim-Tallaa, Lamia et al. (21 de diciembre de 2011). «Preventable exposures associated with human cancers». Journal of the National Cancer Institute 103 (24): 1827-1839. ISSN 1460-2105. PMC 3243677. PMID 22158127. doi:10.1093/jnci/djr483. Consultado el 10 de diciembre de 2017. 
  14. a b «The Hematological complications of Alcoholism». Alcohol Health and Research World. Archivado desde el original el 14 de septiembre de 2021. Consultado el 10 de diciembre de 2017. 
  15. Szabo, Gyongyi; Saha, Banishree (2015). «Alcohol’s Effect on Host Defense». Alcohol Research : Current Reviews 37 (2): 159-170. ISSN 2168-3492. PMC 4590613. PMID 26695755. Consultado el 10 de diciembre de 2017. 
  16. Gude, Dilip (2012). «Alcohol and fertility». Journal of Human Reproductive Sciences 5 (2): 226-228. ISSN 0974-1208. PMC 3493844. PMID 23162368. doi:10.4103/0974-1208.101030. Consultado el 10 de diciembre de 2017. 
  17. Medicina preventiva y salud pública. Gonzalo Piédrola Gil. Cap. 79. Alcohol y salud pública. V. Domínguez, A.L. Villarino, R. Herruzo y M. Conde. Masson. Barcelona, 2002
  18. «Alcohol y el riesgo de cáncer». National Cancer Institute. Consultado el 10 de diciembre de 2017.