Fobia

La aracnofobia es una de las fobias más comunes.
Especialidad psiquiatría
psicología

Una fobia (término derivado de Fobos, en griego antiguo Φόβος [Phóbos], ‘miedo’, hijo de Ares y Afrodita en la mitología griega, la personificación del miedo) es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un miedo intenso, desproporcionado e irracional, ante seres, objetos o situaciones concretas[1]​ como, por ejemplo, los insectos (entomofobia) o los lugares cerrados (claustrofobia). Sin embargo, no es sencillamente un miedo, pues guardan grandes diferencias.[2]​ También se suele catalogar como fobia un sentimiento de odio o rechazo hacia algo que, si bien no es un trastorno de salud emocional, sí genera muchos problemas emocionales, sociales y políticos. Algunos son la xenofobia (el odio a los extranjeros o extraños), la homofobia (odio a los homosexuales) o la cristianofobia (odio a los cristianos). Un estudio en Estados Unidos del National Institute of Mental Health (NIMH) halló que entre el 8,7% y el 18,1% de los estadounidenses sufren de fobias.[3]​ Discriminando edad y género, se encontró que las fobias son la enfermedad mental más común entre mujeres en todos los grupos etarios y la segunda más común en hombres mayores de veinticinco años.[cita requerida]

Historia

Las fobias concretas son un tipo de trastorno de ansiedad, en el que una persona puede sentirse drásticamente ansiosa o tener un ataque de pánico una vez que es expuesta al objeto del temor. Estas son uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes, debido a que una de cada veintitrés (4,35%) personas en el planeta sufre de alguna fobia, once millones doscientos mil estadounidenses padece de fobia social, un temor persistente y estrafalario frente a situaciones que logren implicar el escrutinio y juzgamiento por otros, como por ejemplo fiestas y otros eventos sociales. El National Institute of Mental Health define la fobia social como "un temor intenso y persistente de ser observado y juzgado por otros. Este temor puede afectar el trabajo, la escuela y otras actividades cotidianas.[4]​ En Estados Unidos la prevalencia de la Fobia Social o trastorno de ansiedad social es mayor que en otros países desarrollados. Se calcula que afecta a un 7% de varones y al 9% de las mujeres. [5]​ En España la prevalencia de los trastornos fóbicos, incluyendo fobias específicas, fobia social y agorafobia es mucho menor según el Ministerio de Sanidad, que estima que afecta al 2,4% de las mujeres y al 1,4% de los hombres. [6]

Watson, quien por medio del análisis de las técnicas de condicionamiento, consiguió entablar una fobia hacia los conejos en un bebé de 11 meses, además conocido como el Diminuto Albert. En este experimento, Watson asoció un temor natural en el infante (el miedo a los sonidos fuertes), con un estímulo que le causaba placer (el conejo). Después de numerosas repeticiones, Albert desarrolló fobia a los conejos y a cualquier objeto blanco o con una textura semejante al pelaje del animal.[7]​Es importante recalcar que en los trastornos fóbicos, y muy especialmente en la fobia social, existe un fuerte componente genético, pues casi 4 de cada 10 pacientes tienen un familiar de primer grado que padece este trastorno. Posteriores experimentos han demostrado, con estudios sobre gemelos que la influencia genética puede llegar a ser superior al 30%.[8]

Componentes y síntomas de las fobias

a) Importante incremento de la activación vegetativa: taquicardia, sudoración, vasoconstricción periférica, enrojecimiento, palidez, malestar estomacal, sequedad de la boca, diarrea, etc. (reacciones a nivel del sistema fisiológico).

b) Conducta de evitación o escape: cuando el sujeto se encuentra inesperadamente en la situación temida, si el sujeto es forzado a mantenerse en dicha situación, entonces pueden aparecer perturbaciones de la ejecución motora a nivel vocal y/o verbal: voz temblorosa, muecas faciales, movimientos extraños de las extremidades, rigidez, difluencias, etc. (reacciones a nivel de sistema motor).

c) Anticipación de consecuencias favorables o catastróficas: es la evaluación negativa de la situación y/o de las propias capacidades, la preocupación por las reacciones semánticas y los pensamientos de escape o evitación (reacciones a nivel del sistema cognitivo).

d) Pensamientos de daño: quien sufre de una fobia y se enfrenta al objeto o situación que le teme, puede llegar a pensar que sufrirá un daño letal o que se encuentra al borde de la muerte.

Tratamiento

Las terapias psicológicas[9]​ que pueden ser beneficiosas para las personas que padecen fobia son: la técnica de "inmersión" o las terapias graduadas de exposición, entre las que se encuentra la Desensibilización Sistemática (DS). Todas estas técnicas se enmarcan en el enfoque de la terapia cognitivo-conductual (TCC).[10][11][12]​ En algunos casos, también pueden ser de ayuda los medicamentos ansiolíticos. [4]​ En el caso de los ansiolíticos los tratamientos deben ser de la menor duración posible, siendo preferible cuando el tratamiento precise más de 2 meses el uso de antidepresivos del tipo ISRS (Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) como la fluoxetina o la sertralina. [13]​La mayoría de las personas que tienen fobias entienden que están sufriendo de un miedo irracional o desproporcionado, aunque este reconocimiento no impide que sigan manifestando esa intensa reacción emocional ante el estímulo fóbico.

La exposición graduada y la TCC trabajan con la meta de desensibilizar a la persona y de cambiar los patrones de pensamiento que están contribuyendo a su miedo. Las técnicas basadas en la TCC son las más eficaces, siempre y cuando la persona con este problema esté dispuesta a someterse a un tratamiento que puede durar algunos meses (en ocasiones semanas). Hay otras orientaciones terapéuticas, como el psicoanálisis o la programación neurolingüística (PNL) que abordan estos problemas clínicamente, pero tienen mayor duración y menor efectividad.[14]

Para PNL cualquier fobia se asocia a un estado emocional intenso relacionado con el miedo, que se vincula a un evento particular vivido por la persona. No existe relación directa entre la fobia en sí misma y el evento que la causó, por ejemplo, si alguien sufre de fobia a las arañas no quiere decir que haya tenido un evento traumático con arañas, las arañas solo representan un disparador de su estado emocional interno. La solución que propone PNL, es eliminar ese disparador, una vez eliminado, no existe posibilidad de que la fobia se presente.

En las fobias, el sistema de alarma del miedo es demasiado rígido: siempre es excesivamente sensible. En la terapia se enseñará al paciente a modular todo esto mediante técnicas psicológicas específicas. Por una parte, ayudándole a que se esfuerce a mirar lo que le asusta y no a vigilar tanto su entorno. Por la otra, procurando que aprenda a regular sus interpretaciones automáticas. No es fácil, pues la capacidad de razonamiento de las personas fóbicas se encuentra bajo el efecto de sus procesos emocionales: nuestra inteligencia se encuentra pues bajo la influencia de esos procesos.

Las fobias específicas suelen tratarse mediante psicoterapia, que, a la vez que le enseña al paciente las causas de su fobia, le aporta técnicas para ir dominando la ansiedad ante el estímulo desencadenante. Las técnicas para controlar la respiración y la tensión muscular también pueden ser de gran utilidad.

Tipos de tratamiento

Factores

Los factores de una fobia son a veces difíciles de determinar y pueden ser el resultado de varias cosas.

Los factores pueden ser temperamentales, sobre todo en el caso de las personas que sufren neurosis o inhibición del comportamiento.

Además, los factores pueden ser ambientales y depender de los encuentros del individuo con su entorno. Estos encuentros suelen ser negativos o incluso traumáticos, hasta el punto de favorecer los trastornos de ansiedad responsables de las fobias.

Por último, también pueden ser causadas por la genética. Se ha demostrado que algunas fobias son "hereditarias", en el sentido de que una vulnerabilidad genética puede "transmitirse" entre personas emparentadas.[16]

Casos no psicológicos

El término "fobia" puede significar casos específicos no vinculados con el temor. Por ejemplo, la hidrofobia es el temor al agua, y la ancrofobia, al viento, pero también lo puede ser la incapacidad de beber agua debido a una enfermedad[17]​ (véase rabia), o también puede describir un compuesto químico que repele el agua.[cita requerida] Por su parte, la fotofobia no significa única y necesariamente un temor a la luz: puede ser un problema físico en los ojos o una aversión a la luz que puede inflamarlos o dilatar la pupila.

Muchos términos que llevan el sufijo -fobia están relacionados con actitudes negativas hacia cierta categoría de personas o cosas, de manera análoga al uso médico del término. Usualmente estas "fobias" se describen como temor, disgusto, desaprobación, prejuicio, odio, discriminación u hostilidad contra el objeto de la fobia. La mayor parte de las veces son actitudes basadas en prejuicios como, por ejemplo, el caso específico de la xenofobia, el rechazo hacia las personas extranjeras o la homofobia, rechazo a los homosexuales.

Véase también

Referencias

  1. Edmund J. Bourne, The Anxiety & Phobia Workbook, 4ª ed. New Harbinger Publications. 2005. ISBN 1-57224-413-5.
  2. Pueden distinguirse en, al menos, tres puntos: "¿Qué es una fobia?" Consultado el 8 de diciembre de 2011.
  3. Kessler et al., «Prevalence, Severity, and Comorbidity of 12-Month DSM-IV Disorders in the National Comorbidity Survey Replication», junio 2005. Archive of General Psychiatry, Vol. 20
  4. a b National Institute of Mental Health. (2017). Trastorno de ansiedad social. Consultado el 28/12/2023.
  5. Barnhill, John W. Trastorno de Ansiedad Social. New York-Presbyterian Hospital. Manual MSD. Revisado/Modificado Ago. 2023. Consultado el 28/12/2023.
  6. Base de datos clínicos de Atención Primaria. Salud Mental en datos: prevalencia de los problemas de salud. Sistema de Información del SNS. Gobierno de España. Consultado el 28/12/2023.
  7. Bertran, Paul. (2023). El experimento del pequeño Albert. Médico Plus. Consultado el 28/12/2023.
  8. Recuero, G. C. (2022). "Fobia social: síntomas, test y tratamiento". Psicólogos en Madrid. Consultado el 28/12/2023.
  9. Phobias: Causes and Treatment Archivado el 31 de octubre de 2014 en Wayback Machine., AllPsych Journal
  10. Wolpe, Joseph (1958). Psychotherapy by reciprocal inhibition.. Stanford University Press. 
  11. Cavallo, Vicente (1998). International Handbook of Cognitive and Behavioural Treatments for Psychological Disorders. Pergamon. pp. 5-6. ISBN 978-0080434339. 
  12. E. B., Foa; Blau, J. S., Prout, M., & Latimer, P. (1977). «Is horror a necessary component of flooding (implosion)?». Behaviour Research and Therapy (15): 397-402. Consultado el 16 de agosto de 2009. 
  13. Danza, Á., Cristiani, F., and Tamosiunas, G. (2009). Riesgos asociados al uso de Benzodiazepinas. SCIELO 31, 103–107.
  14. Annabelle Moore. «The Many Treatment Methodologies for Phobias: Finding the Best Fit». 
  15. «Realidad virtual en psicología: una herramienta que llegó para quedarse». Psicólogos Córdoba. 10 de junio de 2019. Consultado el 16 de julio de 2020. 
  16. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders: DSM-5. 2015. Consultado el 9 de febrero de 2022. 
  17. Winerman, Lea. "Figuring Out Phobia", American Psychology Association: Monitor on Psychology, agosto 2007.

Bibliografía