Se dice que un automóvil dispone de motor delantero cuando el propulsor está montado en la parte delantera del vehículo, en el espacio comprendido entre el habitáculo y el parachoques frontal. La principal ventaja de esta solución, utilizada en la inmensa mayoría de los coches de carretera actuales, es concentrar el peso sobre el eje de las ruedas delanteras, mejorando la tracción (en el caso de la tracción delantera) en superficies de bajo agarre.[1]
El motor en posición delantera se puede montar longitudinalmente (la solución más habitual hasta la década de 1960) o transversalmente. La caja de cambios a su vez puede ser longitudinal (colocada delante o detrás del motor) o transversal.
Esta disposición del motor se caracteriza por:[2]
Entre sus principales ventajas, se pueden citar:[1]
Entre sus principales inconvenientes, se tiene que:
En la producción en serie, con algunas excepciones, la configuración con motor delantero siempre se ha reservado para automóviles urbanos y en turismos. Su expansión coincide con la de la aparición del automóvil. Ya en la década de 1930, Citroën había introducido su novedoso sistema "Avant Tout", lanzando los primeros automóviles de serie con motor delantero y tracción delantera. Sin embargo, a comienzos de la década de 1960, siguiendo el ejemplo del popular Volkswagen Escarabajo, se comenzó a fabricar un considerable número de vehículos con motor y tracción traseros. Favorecidos por su mayor sencillez mecánica y precios más asequibles, la irrupción de la tracción trasera llevó a que se cuestionara la solución de motor delantero y tracción trasera (mayoritaria hasta entonces), especialmente para su uso en los vehículos pequeños.[3]
Pero el enorme éxito de los coches compactos con motor delantero transversal y tracción delantera lanzados por entonces (como el Mini diseñado por Alec Issigonis), hizo que las soluciones con motor trasero prácticamente hubieran desaparecido del mercado tres décadas después.[4]
En contraposición al éxito obtenido en los coches de serie, la Fórmula 1 vio el final del diseño con motor delantero y tracción trasera en 1960, cuando se registró el último triunfo del Ferrari 246 con el piloto Phil Hill al volante en el circuito de Monza.[5]
Algunos coches de carreras con "ruedas cubiertas", en particular los vehículos derivados de modelos de producción en serie, utilizan motores delanteros, especialmente en el caso de vehículos estadounidenses.
Entre los automóviles más famosos de este tipo se encuentran el Chevrolet Corvette Z06 y el Dodge Viper. También han competido en las 24 Horas de Le Mans, como el Panoz LMP-1 y el LMP07.
En los rallies actuales, casi todos los coches tienen motor delantero, debido a que al derivarse de modelos de carretera producidos a gran escala, ocupan la mayoría de las características técnicas exigidas por la normativa de la FIA.[6]