Injerto en manzano. La parte de arriba de la zona de injerto sería la variedad y la de abajo el portainjerto.

Un portainjerto (también denominado patrón o pie) es la planta en que se hace un injerto.[1]​ En su conjunto, el portainjerto y el injerto constituyen un nuevo individuo bimembre, al cual el portainjerto aporta la sección basal que incluye el sistema radical y al menos una porción de tallo, lignificado (tronco) o no.[2]​ Por su parte el injerto, constituido por una yema o por un pequeño esqueje con varias yemas de otra planta, conformará la copa o parte superior del nuevo ejemplar, con sus ramas, hojas, flores y frutos. De la unión del injerto con el portainjerto se obtiene una planta compuesta de dos secciones provenientes de individuos distintos, que mostrará un comportamiento particular. En efecto, el portainjerto y el injerto mantienen su individualidad, sin que se produzca intercambio o mezcla de información génica; más aún, ambos miembros o secciones pueden ser bastante diferentes entre sí desde el punto de vista genético. Sin embargo, ambos componentes ejercerán una influencia recíproca, modulada a su vez por el ambiente.[2]

La parte del árbol que se injerta sobre el portainjerto se suele denominar variedad, y guarda ciertos caracteres distintivos deseados por el propagador o agricultor (por ejemplo, las características de los frutos). El portainjerto, que oficia de sistema radical, interactúa con el terreno y tiene por funciones principales la absorción de agua y de sales minerales del suelo que necesita la parte aérea del individuo. Las dos secciones crecen juntas y se influyen mutuamente, aunque genéticamente siempre se mantiene la diferencia entre las dos partes.

Uso

Árbol injertado, en el que se verifica un crecimiento anormal posterior localizado inmediatamente por encima de la zona del injerto. Como sucede en este caso, el hinchamiento de la zona por encima o por debajo del injerto no necesariamente es una manifestación definitiva de incompatibilidad entre el injerto y el portainjerto.

Los portainjertos son muy usados en el cultivo de frutales. Y es muchas veces la única forma de cultivar plantas que no se desarrollan bien de semilla o que son susceptibles a una determinada enfermedad o plaga cuando se desarrollan sobre sus propias raíces.

Aunque el injerto se ha usado desde hace cientos de años (si no miles), la mayoría de los viveros que utilizan portainjertos para la multiplicación de plantas se han desarrollado en el siglo XX.

Algunos portainjertos se usan para variedades de la misma especie porque les confiere características distintas a ella como puede ser el vigor, tamaño del fruto o precocidad. También puede usarse un portainjerto porque tenga unas determinadas características que mejoren el sistema radicular de la variedad, como puede ser; resistencia a la sequía, a alguna enfermedad o plaga de las raíces, mejor absorción de nutrientes etc.

El portainjerto también puede ser de una especie distinta a la de la variedad, pero por lo general debe existir proximidad taxonómica entre ambos miembros. Cuanto más alejados filogenéticamente están los componentes de la combinación, mayores son las posibilidades de que se produzcan problemas de compatibilidad entre ellos. Esos problemas se manifiestan de distintas maneras y dan lugar a lo que se denomina incompatibilidad o falta de afinidad, que puede conducir al rechazo y muerte del injerto.[2]​ El síntoma más claro de incompatibilidad es la rotura en la zona de unión. Un hinchamiento o crecimiento anormal por encima o por debajo de la zona de unión puede ser, aunque no necesariamente, una manifestación de incompatibilidad que se produce con cierto retardo.[2]

Influencia mutua entre el portainjerto y el injerto

El portainjerto ejerce influencia sobre el injerto y, en menor medida, el injerto sobre el portainjerto. Esto significa que los individuos bimembres tienen características diferentes a las que presentaría cada uno de los biontes si desarrollaran como plantas individuales o si uno de los integrantes de la combinación fuera distinto.

Influencias más comunes del portainjerto sobre el injerto

Las influencias más comunes del patrón sobre el injerto son:[2]

Diagrama que ejemplifica la influencia de cuatro portainjertos diferentes de manzano en el tamaño final del ejemplar. El portainjerto M27 es más enanizante, en tanto que los portainjertos M111 y M25 confieren mayor vigor al ejemplar. La diagramación y el manejo general del monte frutal, desde la distancia de plantación hasta las labores de pulverización y de cosecha, serán completamente diferentes según el portainjerto usado.

Influencias más comunes del injerto sobre el portainjerto

Las influencias del injerto sobre el patrón se resumen en dos más importantes:[2]

Injerto

Una forma de injertar sobre un portainjerto

El injerto puede realizarse por etapas cuando se quiere tener un portainjerto y una variedad genéticamente alejados.

Puede ser difícil cultivar una determinada variedad sobre un determinado suelo. Los agricultores desean un portainjerto compatible con el terreno de su finca. La característica de la variedad a veces se considera después, una vez que el portainjerto ha mostrado su buen desarrollo.

Los portainjertos son comprobados y se venden siempre con las características del suelo y clima en el que mejor se desarrollan. Los agricultores y técnicos determinan el pH, contenido de nutrientes, presencia o ausencia de nematodos en el suelo, salinidad, disponibilidad y calidad del agua, posibles plagas y enfermedades del suelo, textura y estructura de su terreno, y con todos esos datos, seleccionan el portainjerto que mejor se adapta a sus condiciones. Cada vez se hacen más ensayos genéticos y aparecen constantemente nuevos portainjertos mejorados o con nuevas características

Las vides

Las viñas cultivadas comercialmente en gran medida están injertadas en portainjertos debido a la resistencia de estos a la filoxera. La mayoría de esto portainjertos provienen de vides silvestres de Estados Unidos en las que se observó que eran inmunes a los ataques de filoxera. Estas se multiplicaron y se importaron a Europa donde las raíces de las vides europeas eran tremendamente sensibles a este insecto por lo que morían. El uso de estos portainjertos salvó la viticultura europea a principios del siglo XX.

Características deseables en un portainjerto

Ejemplos de portainjertos

Dada la similitud botánica entre las plantas, los injertos prendían sin dificultad en todas ellas. Algunos patrones para la vid: Berlandieri x Rupestris; Richter 110, Richter 99, 140-RU, 1103-P. Chasselas x Berlandieri; 41-B. Berlandieri x Riparia; SO4, 161-49C, 420-A. Berlandieri x Rupestris; Paulsen 1103.
En manzano, una de las estrategias culturales más difundidas para el manejo del pulgón lanígero (Eriosoma lanigerum) es la elección del portainjerto, ya que el uso de portainjertos resistentes a esta plaga influye en su presencia y en los niveles de daño que ocasiona. 'Northern Spy' y 'Robusta 5' son dos variedades de manzano resistentes al pulgón lanígero.[3]​ Para la obtención de portainjertos, las variedades resistentes como 'Northern Spy' se propagan vegetativamente, por ejemplo, mediante acodos en cepada. Otros clones que pertenecen a la serie MM (Malling- Merton) se desarrollaron específicamente en Inglaterra para la resistencia al pulgón lanígero;[4]​ para la obtención de esos clones se utilizó 'Northern Spy' como padre.[5]​ Entre ellos destacan el portainjerto MM106 ('Northern Spy' x M1),[6][7]​ y el MM111 ('Northern Spy' x Merton 793).[7]​ Otro portainjerto más reciente, el M116 (MM106 x M27) también es resistente.[8]

Notas

  1. Las variedades «spur», muy difundidas en algunas especies como el manzano, tienen las siguientes características:
    • A igualdad de condiciones, el desarrollo de los árboles es más reducido que en las variedades estándar.
    • Su copa es más compacta. Ramifican poco, y los órganos vegetativos y fructíferos tienden a insertarse sobre las ramas principales, próximos unos a otros.
    • La entrada en producción es más rápida.
    • Continúa dando una fructificación de calidad por más tiempo, aún en madera vieja.
    • Tienen un cierto retraso en la maduración, pero con la ventaja de que los frutos alcanzan un calibre algo mayor con regularidad.

Referencias

  1. Font Quer, P. (1977). Diccionario de Botánica. Barcelona: Ediciones Labor. p. 809. ISBN 84-335-5804-8. 
  2. a b c d e f Campana, Beatriz M. R.; Ochoa, María J. (octubre de 2008). «Propagación vegetativa o agámica de especies frutales». En Sozzi, G. O., ed. Árboles frutales. Ecofisiología, cultivo y aprovechamiento. 1ª reimpresión. Buenos Aires: Facultad de Agronomía. pp. 133-197. ISBN 950-29-0974-7. 
  3. Sandanayaka, W. R. M.; Bus, V. G. M.; Connolly, P.; Newcomb, R. (2003). «Characteristics associated with Woolly Apple Aphid Eriosoma lanigerum, resistance of three apple rootstocks». Entomologia Experimentalis et Applicata (en inglés) 109 (1): 63-72. doi:10.1046/j.1570-7458.2003.00095.x. 
  4. Johnson. William C. (2000). «Methods and Results of Screening for Disease and Insect-Resistant Apple Rootstocks». The Compact Fruit Tree (en inglés) 33 (4): 108-111. Archivado desde el original el 4 de marzo de 2016. Consultado el 29 de diciembre de 2014. 
  5. Webster, A. D.; Wertheim, S. J. (2003). «Apple Rootstocks». En Ferree, D. C.; Warrington, I.J., ed. Apples: Botany, Production and Uses. Cambridge, EE. UU.; Oxon, Reino Unido: CABI Publishing. pp. 91-124. ISBN 0-85199-592-6. 
  6. Lyth, M.; Watkins, R. (1981). «Methods for detection of resistance to woolly aphid (Eriosoma lanigerum) in apple». Annals of Applied Biology (Blackwell Publishing Ltd) 98 (1): 35-42. ISSN 1744-7348. doi:10.1111/j.1744-7348.1981.tb00420.x. 
  7. a b Reding, Michael E.; Alston, Diane G.; Zimmerman, Rick J. «Apple Aphids» (en inglés). Utah State University. Archivado desde el original el 29 de diciembre de 2014. Consultado el 29 de diciembre de 2014. «The Malling Merton (MM) rootstock series, MM.106 and MM.111, have been bred to be resistant to WAA (Woolly Apple Aphid). » 
  8. Alston, Frank (18 de marzo de 2008). «Apple rootstock tree named ‘M116’. (Patente US PP18618 P2)» (en inglés). Consultado el 29 de diciembre de 2014. «Resistance to insects: Resistant to woolly apple aphid (Eriosoma lanigerum) ». 
  9. Agustí, Manuel (2003). Citricultura. Madrid: Mundi-Prensa. pp. 333-336. ISBN 84-8476-158-4. 
  10. Suoa, Z.; Peib, D.; Mab, Q.; Jinc, X. «Genetic formation of Paradox hybrids (Juglans L.) revealed by nrDNA IGS8-ETS1 region». AASRI Procedia 1: 156-165. Consultado el 21 de noviembre de 2014. 

Bibliografía