Primer intento de Golpe de Estado en Venezuela en 1992 | ||||
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Parte de Golpes de Estado en Venezuela | ||||
En sentido antihorario, Combatiente del MBR-200 poniéndose a cubierto. Un APC en la escalinata del Palacio de Miraflores. Despliegue de tropas leales al gobierno para combatir al MBR-200. MBR-200 arrestado tras el fracaso del intento de golpe. | ||||
Fecha | 4 de febrero de 1992 | |||
Lugar | Caracas, Venezuela | |||
Resultado | Victoria del gobierno. | |||
Consecuencias |
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Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
32 muertos (cifra oficial) | ||||
El primer intento de golpe de Estado en Venezuela de 1992 (autodenominada Operación Zamora)[1] fue ejecutado por un grupo de militares el 4 de febrero de ese año contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez.
La rebelión estalló en Caracas, Maracaibo, Valencia y Maracay.[2] El intento golpista no logró sus objetivos y los rebeldes se rindieron. Entre los oficiales rebeldes que comandaron esta maniobra se encontraban, principalmente, cinco tenientes coroneles del ejército: Hugo Chávez Frías, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos, Jesús Miguel Ortiz Contreras y Jesús Urdaneta.
Todos los participantes en esta acción fueron llevados a prisión por su actuación en el hecho, siendo su causa posteriormente sobreseída y puestos en libertad dos años después, durante la presidencia de Rafael Caldera.[3]
Según el historiador Tomás Straka «Chávez fracasó militarmente, pero tuvo éxito político»,[4] ya que en 1998 ganó las elecciones presidenciales.
Venezuela había gozado de un período de estabilidad económica y social que era notable en América Latina en las décadas de 1960 y 1970. Dicha estabilidad estaba basada en la cuantiosa entrada de divisas extranjeras producto de la venta de petróleo y en el alineamiento político con los Estados Unidos, principal socio comercial del país. Varias circunstancias produjeron una caída internacional de los precios durante los años 1980 y los gobiernos de Luis Herrera Campíns y Jaime Lusinchi se mostraron incapaces de diversificar la economía venezolana, fuertemente dependiente del petróleo. Adicionalmente, políticas internas no acertadas llevadas a cabo por ambos gobiernos fueron deteriorando la calidad de vida de la población: el modelo rentista petrolero –antes exitoso– empezaba a colapsar y frente a una nueva realidad mundial, Venezuela comenzó a transitar un largo camino de crisis económicas.
Carlos Andrés Pérez, que en su primer gobierno (1974-1979) logró un gran crecimiento económico, regresa a la escena política diez años después, portando dicho aval: esto le valió resultar ganador en las elecciones de 1988, con una considerable mayoría que esperaba resolviese la fuerte crisis económica. Sin embargo Pérez, con políticas diametralmente opuestas a las de su primer gobierno, aplica un programa de ajustes macroeconómicos preconizado por el Fondo Monetario Internacional (el llamado Gran Viraje).[5]
Este programa incluía, entre otros aspectos, la liberación de precios controlados por la anterior administración, principalmente de la gasolina, pero su aplicación inmediata no hizo sino supuestamente profundizar los problemas de la mayoría de la población.[6] Las consecuencias sociales no se hacen esperar: en Caracas, en 1989 se producen intensos disturbios, saqueos a gran escala, protestas y una subsecuente represión militar, conocida como el Caracazo. Además de la crisis económica, estos hechos demostraban la existencia de una latente pero muy fuerte crisis social: este fue el germen del intento golpista de 1992.[7][8]
Varios participantes en el golpe de Estado formaron parte del Partido de la Revolución Venezolana, fundado por el exguerrillero Douglas Bravo, quien concibió la estrategia de infiltrar las Fuerzas Armadas venezolanas[9] como requisito para la toma del poder en Venezuela. En 1982 se fundó el EBR-200 (Ejército Bolivariano Revolucionario), posteriormente renombrado Movimiento Bolivariano Revolucionario - 200 en 1989 debido a la incorporación de civiles después del Caracazo.[10]
En el intento de golpe militar participaron 5 tenientes coroneles como cabezas visibles del movimiento, seguidos de 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2056 soldados alistados,[11][12] Los participantes, pertenecientes a 10 batallones, formaban parte de las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal, y fueron dirigidos por los jóvenes oficiales encabezados por Hugo Chávez Frías y Francisco Arias Cárdenas, así como también Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta y Jesús Miguel Ortiz Contreras. Este grupo formaba parte de una organización conocida como Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), con una ideología política revolucionaria, mezclados con el pensamiento de Simón Bolívar.
La movilización militar se inició el 3 de febrero, cuando Pérez regresaba del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza.[2] El asalto al palacio presidencial se inició a las 12 de la medianoche del 4 de febrero. Al mismo tiempo militares al mando de Miguel Rodríguez Torres asaltaron la residencia presidencial (La Casona) y otras importantes ciudades del país. Los enfrentamientos fueron intensos en algunos casos.[13]
Fracasado el intento de toma de la ciudad capital, Caracas, los insurgentes se rindieron luego que las guarniciones del interior del país fueran recuperadas por las fuerzas del gobierno constitucional. Chávez fue arrestado y privado de su libertad por fuerzas de seguridad de la DISIP, aunque poco antes se le dio la oportunidad de dirigirse al país en una alocución transmitida ante los medios de comunicación, en donde asumía la responsabilidad del alzamiento y ordenaba a los insurgentes que aun luchaban en Aragua y Valencia que se rindieran para evitar mayores derramamientos de sangre, a la vez que pedía a sus partidarios deponer las armas. La Escolta Civil Presidencial logró el objetivo.[cita requerida]
La población no manifestó su apoyo al gobierno, y tampoco salió a las calles a apoyar el golpe de Estado como lo pedían los militares golpistas. La cifra oficial es de 32 fallecidos.[14]
Fidel Castro condenó el intento de golpe de Estado, dándole su apoyo público a Carlos Andrés Pérez, con quien tenía una buena relación.[15]
Pérez decretó la suspensión de las garantías constitucionales,[16] la cual tenía que ser discutida por el Congreso al día siguiente, y rindió homenaje a los militares abatidos defendiendo el palacio presidencial.[17]
En esta reunión, Rafael Caldera rompió la unanimidad que existía entre los parlamentarios, que apoyaban al poder ejecutivo, para criticar la situación del país y desestimar la interpretación de magnicidio que defendía Pérez. Este discurso sirvió para aumentar su popularidad, lo que le permitió ganar las siguientes elecciones presidenciales.
Un segundo intento de golpe de Estado el 27 de noviembre del mismo año; durante el cual los golpistas llegaron a tomar las instalaciones del canal de televisión estatal Venezolana de Televisión, bombardear algunos edificios públicos, tales como el Palacio de Miraflores, el Ministerio de Relaciones Exteriores, y el aeropuerto La Carlota. La intentona fue derrotada pero una vez más contribuyó a mejorar la ya desacreditada imagen del presidente. La mayoría de militares golpistas huyeron a Perú, con quien el gobierno venezolano rompió relaciones diplomáticos después del autogolpe de Estado de Perú de 1992, donde fueron recibidos por Alberto Fujimori en calidad de presos políticos en abril.[18]
Los militares involucrados fueron juzgados y hallados culpables de rebelión. Varios candidatos en las elecciones presidenciales de 1994 ofrecieron darle amnistía a Chávez.[4] Algunos fueron sobreseídos, otros dados de baja y el resto encarcelados, para después ser finalmente sobreseídos por el gobierno de Caldera el 27 de marzo de 1994, este lo hizo para tener una alianza con grupos políticos de izquierdas que apoyaron el golpe y así mantener su gobierno. Entre los sobreseídos se encontraba Hugo Chávez.
La alocución televisiva en la que la Hugo Chávez Frías anunció su rendición sirvió para aumentar su popularidad entre muchos venezolanos, especialmente de bajos recursos, que se veían especialmente afectados por las medidas económicas. Con la imagen pública de Pérez desacreditada por las reformas económicas emprendidas, descrédito promovido por visiones izquierdistas, luego que la propuesta económica de Pérez tenía una visión liberal, el estallido social del Caracazo, otros políticos comenzaron a desafiar su autoridad, poniendo en peligro el sistema democrático en el país que dio paso al chavismo en 1998.
Este evento transformó radicalmente la vida política venezolana, incorporando nuevos actores en la escena: de estos cuatro protagonistas, el primero fue presidente de la república desde 1999 hasta 2013; sin embargo, Arias también ha incursionado en política: fue elegido gobernador del estado Zulia, candidato presidencial en 2000 –compitiendo con su propio excompañero Hugo Chávez–, ha sido nombrado embajador de Venezuela en la ONU, activista en la conformación del PSUV y desde 2012 es nuevamente gobernador del estado Zulia. Acosta ha mantenido un bajo perfil, mientras que Urdaneta se ha convertido en un crítico de las políticas llevadas a cabo por el gobierno de Chávez.[cita requerida]
Hugo Chávez y Nicolás Maduro reivindicaron el intento de golpe del 4 de febrero y lo volvieron una efeméride. Según el historiador Tomás Straka, una de las consecuencias históricas del 4F ha sido la vuelta del golpismo como posibilidad política en Venezuela.[4]