En la mitología griega, Alcestis, o Alceste (en griego antiguo Ἄλκηστις Álkêstis o Ἀλκέστη Álcestê) es una hija de Pelias, rey de Yolco, y Anaxibia, hermana de Acasto, que envió a Jasón a conseguir el vellocino de oro. Fue madre de Eumelo y Aspasia, y esposa de Admeto.[1] Homero dice de ella que era la más hermosa de las hijas de Pelias.[2]
Cuando Admeto, rey de Feras, solicitó la mano de Alcestis, Pelias, para librarse de los numerosos pretendientes, declaró que le daría su hija a él sólo si iba a su corte en un carro tirado por leones y jabalíes. Admeto logró hacer esto con la ayuda de Apolo.[3] Sin embargo, Apolo pidió a cambio la vida de Admeto o al menos la vida de alguien que pudiera ofrecerla por él. Tras pedir separadamente a su madre y a su padre –ya ancianos– que hicieran este sacrificio por él, Alcestis misma se ofrece para salvar a su marido y muere.[4] Poquísimo tiempo después, Admeto recibió a Heracles en su casa y le contó lo ocurrido. Heracles, compungido, bajó al Hades y trajo de vuelta a Alcestis.[5]
El sacrificio de Alcestis para salvar a Admeto fue muy celebrado en la Antigüedad.[6] También demostró su amor filial: al menos según Diodoro, no participó en el crimen de sus hermanas, que mataron a su padre.[7]
Tanto los críticos antiguos como los modernos han intentado explicar el regreso de Alcestis a la vida de manera racionalista, suponiendo que durante una grave enfermedad fue devuelta a la vida por un médico llamado Heracles.[8] Alcestis fue representada en el cofre de Cípselo, en un grupo mostrando las honras fúnebres de Pelias.[9] En el museo de Florencia hay un altorrelieve, obra de Cleómenes Germánico, que se cree que representa a Alcestis ofreciéndose a morir.[10]
La leyenda de Alcestis ha inspirado numerosas obras, entre ellas: