En la mitología griega, Campe (en griego antiguo Κάμπη Kámpê, «oruga»,[1] o quizá de κάμπος kámpos, «monstruo marino») era una divinidad ctónica y una de las dracaenas, o monstruos femeninos serpentinos.
Según Apolodoro, Crono le encargó vigilar el Tártaro, donde había encarcelado a los Cíclopes y los Hecatónquiros. Murió a manos de Zeus cuando este liberó a los prisioneros del Tártaro para que le ayudasen a luchar contra Crono[2] (véase Titanomaquia).
En sus Dionisíacas, Nono de Panópolis da la descripción más detallada de Campe, que la llama ninfa del Tártaro y hace de ella un «ser alado, multiforme y serpentino». Dice que Campe era monstruo híbrido descomunal con cuerpo de mujer mas con su mitad inferior de dragón: todo su cuerpo estaba cubierto por escamas como de monstruo acuático. Escupía veneno con gran alcance y estaba provista de unas garras que se doblaban como una hoz de uñas corvas. Un millar de colas reptantes que surgían de sus patas de serpiente y su cabello hecho de serpientes. En torno a su cuello florecían cincuenta cabezas de diversas fieras, como leones y jabalíes. Desde lo alto de la espalda emergía una afilada cola de escorpión y se dice que cuando marchaba a la batalla blandía huracanes y tormentas.[3]
Joseph Fontenrose sugiere que Nono la consideraba una refiguración del monstruo babilónico Tiamat; y también Equidna[4] con otro nombre, siendo sus escamosas piernas como víboras (ἔχιδνα, equidna, víbora); o el equivalente femenino de Tifón.[5] En su Diccionario o Lexicón (Γλώσσαι), Hesiquio de Alejandría hace notar que el poeta Epicarmo califica a Campe de «ceto» o monstruo marino (el nombre «Ceto» designa a un monstruo particular: la hija de Gea y Ponto; pero designa también a los monstruos marinos en general).[6] [7][8]
«<κάμπη>· κῆτος παρὰ Ἐπιχάρμῳ» (fr. 194 de Epicarmo)